El metiche de marras

Saturday, April 26, 2008

este pinche clima

que hace que una noche ponga otra cobija y al la siguiente de plano quite hasta la sábana.
hace unos días estuve gran parte de la mañana pintando un mural en mi azotea... ¿Que los murales son en los muros? es que este era sobre una manta para luego ser transportado. Bueno, y entonces, en los últimos toques de un licuado de verdes, negro y amarillo para el follaje de mis pinitos, que se me trepa un martillo hasta la nuca y todo giró tan bonitamente que la escalera de caracol me pareció de cienpiés.
Había estado unas seis horas bajo el sol, y a pesar de no haberme sentido quemado ni acalorado, el sol si estaba potente.
Total que mareado y con la sensación de ser el doble de cabezón, bajé cautelosamente y entré a la cocina de mi casa, toda ventilada, pensando en beber un vaso DE agua.
Ultimamente tengo el reflejo automático de, en cuanto cruzo el umbral de mi casa, voy dereco a la televisión a encenderla. Así que me seguí de largo, y justo a medio camino me asaltó un escalofrío tan tembloroso que no tuve más que encogerme diciendo: Pinche frío, ¿de que se trata?
Así nomás, me había insolado. Carajo. Otro pretexto para que al llegar ella me apapachara y se acurrucara junto a mi con su carga de bondad y atenciones.
POr la noche, entre tanta fiebre y sudores fríos y electrolitos y una distorsionada película, se me ocurrieron varios cuentos, de los cuales entre antier, ayer y hoy, he rescatado tres, que de un plumazo ahí están ya en su primera versión.
la próxima semana abriré los archivos y les daré una retocada y se irán ahora a la carpeta de los terminados.
Con sucesos así, seguro antes de que acabe el año estaré cumpliendo con mi editor con otro libro de relatos cortos.
ya les avisaré.

de lo que uno deja de lado

que siempre es mucho; la mayoría de temas nos llegan a parecer comentables, aunque los tales acaben siendo lamentables.
Será por eso que prefiero alzar los hombros cuando me preguntan qué onda con los emos, el petroleo, el PRD, el sindicato y los últimos conciertos.
Y es que de cada cosa que se me viene a la mente, con el paso de los días aquella inicial opinión se va bifurcando, agarrando nuevos caminos y en una de esas, y en unos de esos, he acabado por decantarme por salidas menos oeterodoxas.
Y como a muchos de los que fungen de mis interlocutores circunstanciales no les caería la nota, pues mejor no digo nada.
Porque, ultimadamente, ¿quien le hace caso a las opiniones de los demás? el mundo es un entrecruzar de opiniones sin más objetivo que participar en la bola sin los riesgos que implica la acción. Todos somos capaces de hablar, de hacer saber al de junto que tenemos una mejor solución que Calderón, que Hugo Sánchez, que AMLO, que Héctor Ortiz. Pero que nadie ose retomar mi idea, no sea la de malas y en realidad acabe por desmadrar las cosas. Y en esa consigna vamos de sabihondos por la vida, sabiendo en nuestro fuero íntimo que seguramente nosotros y no otros tenemos la neta agarrada del pescuezo.
Bueno, pero como en mi caso ni mis calcetines puedo acomodar satisfactoriamente, mejor no contesto a pregunta alguna, a menos que sea sobre lo que el mesero me traerá.
por lo tanto, ¡salud! Ahora que la tenemos.