la educación está supeditada a la capacidad financiera de los padres de familia. En proporción directa, a mayor solvencia monetaria, mayor ausencia de disciplina merced al cliché de que el que paga manda.
Asumiendo el eterno axioma de que con dinero baila el perro, por el hecho de pagar para ser educado los coloca justamente en el espectro contrario. Si deben pagar por algo, es que carecen de educación.
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