Los Tex-tex, en el tercer disco de su carrera mencionan la importancia que tienen las paredes para el habitante de a pie de cualquier ciudad. Yo soy un habitante de a pie, por lo tanto, las paredes son importantes para mí.
En los años en que vivir en un barrio "duro" no era visto con la nostalgia que lo veo ahora, las paredes estaban todas cubiertas de pintas simples. Bastaba un rayón paa tener la sensación de "ser". Predominaba el negro, y pensar en colores era incluso algo "puto". No había corretizas por pintar, a la poli no le interesaba eso; ellos se dedicaban a agandallar borrachos desmadrosos y rateros comunes. Una que otra ocasión un asesinato, un asalto con heridos o un baile con saldo rojo.
Poco a poco, a medida que salìa del barrio se iban conociendo otras formas de utilizar el spray, hasta ver un graffitti en forma, para entonces, los que habían pintado en las paredes del barrio: "Rocker forever", ya estaban casados y le metían a la cumbia.
Comencé con calaveras, en negro, pintando frases de mis canciones favoritas de Rock. Una de ellas puso en la mente de la gente la idea de que sería un caso perdido: "Los rockeros van al infierno", tema de Baron Rojo, y por cuya causa no me pude quitar de encima el dedote acusador de las tías que de diabólico no me bajaban; lo de caso perdido era ya tema muy sobado. Casi todos estaban seguros de que no pasaría de las calles, del jacal y del barrio.
El caso es que después conocí el sténcil. igual de monocrómático hasta que el amonio se puso a recortar de tres a chingo de placas, para cada color.
En las paredes de Tlaxcala a veces he aplicado esténcil. A veces he encontrado stickers, a veces he arrancado propaganda. En las paredes de Tlaxcala he visto pasar historias, slogans, discursos. He visto la reescritura de la historia local (ellos le llaman "imagen urbana"). En los muros de las ciudades algunos, muchos, se han esforzado por dejar constancia de su paso por la vida; igual que en el barrio, pintando, pegando, rascando, grafiteando, "son"; sean quienes sean.
He pintado en los muros, hoy ya los llamo murales, aunque estén en una manta itinerante. Pero la intención no ha cambiado: es una forma de decir: aquí yo también estuve.
¿Y a qué viene todo esto? Bueno, es que por estos días he estado en Sanctorum, estoy en Ocotlán y estaré en Totlac. Por todos lados, dejando manchas de acrílico en murales que dirán:
Aquí también estuvimos.
Seamos quienes seamos.
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