en las semanas anteriores me hice de material suficiente para armar una densa historia familiar. A raíz de andar recopilando documentos para probar mi identidad a la delegación de la Secretaría de Relaciones Exteriores, encontré cantidad de anécdotas dignas de mejor suerte que los empolvados libros de registro de juzgados, oficinas, curatos, y micas familiares.
Muchas de esas sesiones estuve a piunto de mandar al diablo las ganas de visitar Polonia.
Ángel se desesperó varias veces. No soporta mi extraña pasividad ante las adversidades. Pepe insistió en la muy poca madre que tiene el sistema burocrático mexicano. Rafa mentó madres y esfrimió sus mejores artes escudriñadoras entre la jerga leguleya mexicana.
Y yo... bueno, yo sigo haciendo lo que sé hacer y juntando lana tan de a poquito que devéras, no sé como pagaré el viaje.
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